25 oct 2013

BREVE HISTORIA DE FERROCARRILES Y PERONISMOS


Cuando, en 1948 y bajo mandato peronista, se produjo la celebración de  la compra de los ferrocarriles a los capitales ingleses ( Irónica y paradójicamente en la plaza Britania) una nueva y promisoria etapa parecía asomar en el horizonte de nuestro país. La política estatista y el fuerte carácter social  de la primer presidencia de Juan Domingo Perón empezaba a mostrar sus primeros rasgos distintivos y combinaba de forma armónica con un favorable contexto internacional de posguerra. Los Ferrocarriles eran ahora del estado, y esa era entonces una noticia para festejar. Nadie pensó ni se animó a vislumbrar en ese entonces  la conflictiva y trágica historia ferroviaria que se desarrollaría de allí en mas, ni su íntima y ambivalente relación con el peronismo.



Los ferrocarriles, ícono del nuevo país que se venía, y, con él, sus trabajadores, los ‘’descamisados’’ fueron sin ninguna duda uno de los pilares del gobierno peronista durante su primer presidencia. El caballito de guerra comandado por el poder electoral otorgado por la gran masa trabajadora y su organización en torno a la CGT, que se constituiría como la columna vertebral del justicialismo en el poder y su principal elemento de resistencia durante la proscripción. Los ferrocarriles eran, casi por un carácter innato, peronistas. Sin embargo, a fines de 1950, en un contexto económico muy distinto al de la primer etapa del movimiento y con los primeros atisbos de fracturas del modelo peronista, se produjo un hecho que de tan insólito habrá incluso sorprendido al propio núcleo del gobierno: Una huelga ferroviaria. Mas bien: Una huelga ferroviaria a Perón. El valor simbólico que esto representaba, y a sólo un año de las elecciones en las que el General buscaría su reelección, obligó a la primera dama Eva Duarte a presentarse en un taller de Remedios de escalada para tratar de hacer declinar la actitud de los trabajadores, con un efusivo discurso representado en la pelicula Eva Perón (1996). Era poco más que una gran traición, la primer gran señal de rebeldía y de quiebre entre Perón y los sindicatos. Al General se le empezaba a rebelar el ganado tan fielmente encolumnado y éste, ahora, empezaría a tomar un poder tal que llegaría a resquebrajar internamente al movimiento al punto tal de producir quizás su definitiva debacle.


Ferrocarriles Argentinos, la empresa fundada luego del traspaso, llegó a operar una de las líneas férreas mas extensas del mundo entre las décadas de 1950 y 1960. Hacía fines de la década de 1980, como resultado de políticas mediocres y cercenadoras aplicadas por el proceso de reorganización nacional, y la posterior crisis economica durante el gobierno de Raul Alfonsin, el déficit crónico de la empresa derivó en un paulatino colapso.

Pero no fue sino hasta  1989 y durante la primer presidencia peronista luego de la interrupción democrática, que, a través de la Ley N 23.696,  Ferrocarriles Argentinos dejó de existir. La mencionada Ley autorizaba al presidente a declarar en estado de emergencia a cualquier tipo de empresa estatal, para su posterior privatización. Así, un presidente peronista aniquilaba  un proceso que el lider de dicho movimiento había comenzado 50 años atrás. Ahora se daba paso a la época de las privatizaciones, lo que significó, para el sistema ferroviario nacional, su paulatino y triste degrado: Fue el golpe de gracia y el punto de partida para la masacre institucional que aniquiló en nuestro país el sistema de transporte por trenes. La Argentina no iba en tren, iba en avión. Un avión que se remontaría a la estratósfera.

Fue durante esa década en la cual mientras el estado se ausentaba por ineficaz, que germinó en el seno del sindicalismo ferroviario el mas nefasto y variado grupo de dirigentes corruptos e incompetentes. La deplorable situación de los trenes durante esta época está muy bien descripta en el documental La próxima estación, dirigido por Pino Solanas, años antes de que el cineasta hiciera buenas migas con Alfonso Prat Gay.

Fue la triste herencia del gobierno peronista de Carlos Menem y del grupo de economistas de la fuste de
Domingo Cavallo y referentes del citado Prat Gay los que condujeron a una debacle sociocultural, política e institucional de características tan increíbles como trágicas hacia fines del 2001. En ese contexto se gestó el que sería el movimiento mas importante desde el peronismo,  y la que quizás muchos consideren como la expresión mas fiel y corregida del justicialismo de la primera etapa. El kirchnerismo reunió no solo la noción de justicia social, soberanía política e independencia económica sino que tambien integró a esto el proyecto de unidad latinoamericana y de defensa de los derechos humanos. Triste e inevitablemente tambien, heredó como un hijo del padre, la genética del pragmatismo y de la corrupción.

Quizás haya sido demasiado pedirle a un gobierno que debió primero encargarse de disminuir un elevadísimo nivel de pobreza y desempleo, hacerle frente a multimillonarias deudas con los organismos de financiación y reconstruir no solo la imagen social si no tambien el funcionamiento mismo de las instituciones, que cambie de buenas a primeras todo el paradigma ferroviario de esos últimos 15 años. Lo cierto es que, entre funcionarios que hoy en día se encuentran procesados, la inacción e impericia de los organismos de control, un empresariado mediocre y un sindicalismo miserable, nada cambió en esos primeros años. Trunco quedó el proyecto del tren bala que uniría las ciudades de Buenos Aires, Rosario y Córdoba.

Fue en el 2010 cuando, en el marco de una protesta de tercerizados en Barracas, que una patota armada ‘’El Flaco’’, de José Pablo Feinmann, el escritor narra que luego de asumir la presidencia, Nestor Kirchner le dijo ‘’No te preocupes, yo no le voy a pegar a nadie’’. Fué la vinculación mediática del crimen con el kirchnerismo lo que muchos creen que influyó en la muerte del ex mandatario, tan solo una semana después. ‘’La bala que mató a Mariano Ferreyra rozó el corazón de Nestor’’, diría tiempo después Cristina Fernandez.
bajo las órdenes de José Pedraza asesinó al joven Mariano Ferreyra. El hecho generó amplia repercusión e inmediatamente se habló de la connivencia del gobierno con Pedraza y la retirada de la policía, que permitió la represión sindical. En el libro

En este contexto, José Pedraza, líder de la Unión Ferroviaria y quien supo ser secretario general de la CGT durante la década del 90, apoyando el proceso de privatización menemista, fue condenado a 15 años de prisión por ser considerado responsable intelectual del crimen de Ferreyra. Años antes había sido procesado por el desvío de 30 millones de pesos durante la década del 90. Todo, claro está, durante la presidencia de Nestor y Cristina Kirchner.

La primavera kirchnerista se había acabado y el matrimonio con la CGT de Hugo Moyano, repentinamente, también. Al kirchnerismo, devenido ahora en Cristinismo, asi como al general en el 50, se le habían revelado los muchachos, y ahora Moyano aparecía en fotos con Mauricio Macri y Francisco De Narvaez. Fue en este contexto en el que el kirchnerismo comenzó a gestar una triste marca de trágicos accidentes ferroviarios: Al siniestro de Dolores, en 2008, que causó 16 muertos, se sumaron los de San Miguel (2011, 5 muertos) y Flores (2011, 11 muertos). El kirchnerismo, en el medio de un primer amague de respuesta política, comenzó a implementar el Sistema único de boleto electrónico (SUBE) que, si bien permitió una mayor agilización del transporte, fue fuertemente resistida por los trabajadores de los subtes, quienes se rehusaron a recargarla alegando el insólito argumento deque  les producía tendinitis. 10 Días antes de la fecha límite para la plena aplicación del sistema, en la estación Once de la Linea Sarmiento, una formación se estrelló contra los paragolpes, dejando un saldo fatal de 51 muertos. El accidente le costó al secretario de transporte Juan Pablo Schiavi su puesto, y sobre el gobierno recayó el descontento popular por considerarlo responsable del hecho. El conductor de la formación, la cual había salido del taller un día antes, fue puesto en libertad luego de dar negativo el test de alcoholemia, y continúa investigado por el hecho. Un motorman testigo clave de la tragedia, murió meses después en un confuso episodio relacionado con cuatro balas. Las 4 le ingresaron por la espalda.
Como respuesta inmediata, el gobierno de Cristina Fernandez intervino la empresa TBA para luego quitarle la concesión. Comenzaba así un proceso de paulatina pero definitiva inversión que continuaría con la estatización del Belgrano Cargas, el tren de la costa y las líneas San Martín y Roca.

Otro de los hechos detonantes para la toma de esta decisión fue el accidente ocurrido en Castelar en Junio del 2013, en el cual una formación, nuevamente de la línea Sarmiento, colisionó con otra, dejando como saldo 3 muertos. El hecho ocurrió una semana antes de la presentación de las listas para los candidatos a las elecciones legislativas de Octubre, para la cual, en la intimidad del kirchnerismo, uno de los posibles nombres que podía ocupar el primer lugar era el ministro de interior y transporte, Florencio Randazzo. Fue sobre el mismo ministro sobre el cual recayeron las culpas sobre el accidente. Las pericias, sin embargo, concluyeron que los frenos no habían fallado, y que se había tratado de un error humano.El motorman fué procesado por el siniestro.

La respuesta gubernamental fué ahora colocar cámaras de seguridad en las cabinas de los conductores, medida que fue fuertemente rechazada por los operarios y que derivó en una repentina huelga del gremio La Fraternidad. Días después, en el medio de una conferencia de prensa, el ministro expuso filmaciones en las que se ve a los conductores en franca infracción mientras conducían.


La historia termina, por ahora, el pasado 19 de Octubre, una semana antes de las elecciones legislativas, cuando, nuevamente una formación del Sarmiento y, nuevamente en el andén numero 2, colisionó contra las barrras de contención, provocando un gran numero de heridos y ninguna victima fatal. El conductor, del cual luego se mostrarían imágenes en las cuales tomaba sol mientras manejaba, intentó destruir el disco rígido de la cámara de seguridad. Las pericias psiquiatricas determinaron que se trataba de una personalidad psicopata, mitómana y fabuladora. Queda planteado el interrogante de como llegó una persona así a conducir un tren repleto de personas. Aveces en el tren de la historia, mediante distintas fábulas, una persona puede manejar a todo un pueblo. Depende de la fábula y, claro está, también del freno.

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