La proyección es idilio, la vida es fantasia. ¡Que pecado es entonces
abrir los ojos en el medio de un sueño tan hermoso! ¡Que falta del respeto al destino sería mirar
hacia abajo en el medio del vuelo mas étereo!
En este frágil teatro
de papel crepé, cada dia hay menos actores y mas espectadores. Menos
protagonistas. La función ya comenzó y no te enteraste nunca. Marionetas que
penden del fino hilo de un beso. Y si son tan frágiles, ¿por que resisten? ¿Que delimita esa aversión generalizada hacia
el amor? ¿Que nos produce el miedo al peligro de vivir nuestras propias
historias? Preferimos, quizás,
idealizarlas. Preferimos, tal vez, observar con apatía cuando una oportunidad
se nos escurre de las manos. El lamento no será consuelo luego. Sentados en las
butacas, observamos la vida pasar. ¡Que delito mortal resulta decir ‘’corte’’
en el medio de esta escena tan legítimamente espontanea! Es ilegal, Inmoral,
irresponsable. La vida no es cine, es espontaneidad inmoral entregada al
sentimiento, que no entiende de códigos sociales. ¡Que traición significaría
cambiar los protagonistas de esta novela después del primer beso.! ¡Que blasfemo
resulta secuestrar a los sentidos! En la vida somos actores sin libreto
entregados a la improvisación. La escenografía son nuestros sueños, la
iluminación, nuestra esperanza, el locutor es siempre el corazón. De la historia
nos encargamos nosotros. Tenemos cámara, tenemos luz, solo nos falta la acción.
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