20 abr 2012

UN AMOR DE COLECTIVO



Sus pupilas se encontraron entre cuerpos flotantes.
Se rozaron las ropas fugazmente con lascivia camuflada de comodidad.
Se pidieron permiso, se frotaron las miradas.
Sus ojos chocaron violentamente en un plano espacial desconocido, y explotaron de
intriga, salpicando el asiento delantero.
Se conectaron con la punta de sus dedos índice y pulgar en una curva peligrosa.
Sus disculpas esquivaron el mortal juego de sus miradas asesinas.
Se perdieron y buscaron miles de veces, se reencontraron entre Fraga y Roseti.
Esbozaron sonrisas tímidas y confusas, y la histeria del encanto les cambió la cara
como la brisa que entró repentinamente por la ventanilla.
Se hablaron a la distancia y en silencio. Se callaron en voz alta.
Se les calleron preguntas al suelo y fueron pisoteadas entre varios.
Se abrazaron con brazos bajos en un freno repentino.
Se calcularon destinos, se adivinaron nombres, se buscaron anillos.
Se pintaron sus rostros sobre algún cajón de mimbre guardado en la memoria, para
no olvidarse nunca mas y reconocerse al otro día en la parada del colectivo.

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