Cuando, en 1948 y bajo mandato peronista, se produjo la celebración de la compra de los ferrocarriles a los capitales ingleses ( Irónica y paradójicamente en la plaza Britania) una nueva y promisoria etapa parecía asomar en el horizonte de nuestro país. La política estatista y el fuerte carácter social de la primer presidencia de Juan Domingo Perón empezaba a mostrar sus primeros rasgos distintivos y combinaba de forma armónica con un favorable contexto internacional de posguerra. Los Ferrocarriles eran ahora del estado, y esa era entonces una noticia para festejar. Nadie pensó ni se animó a vislumbrar en ese entonces la conflictiva y trágica historia ferroviaria que se desarrollaría de allí en mas, ni su íntima y ambivalente relación con el peronismo.
Los ferrocarriles, ícono del nuevo país que se venía, y, con él, sus trabajadores, los ‘’descamisados’’ fueron sin ninguna duda uno de los pilares del gobierno peronista durante su primer presidencia. El caballito de guerra comandado por el poder electoral otorgado por la gran masa trabajadora y su organización en torno a
Ferrocarriles Argentinos, la empresa fundada luego del traspaso, llegó a operar una de las líneas férreas mas extensas del mundo entre las décadas de 1950 y 1960. Hacía fines de la década de 1980, como resultado de políticas mediocres y cercenadoras aplicadas por el proceso de reorganización nacional, y la posterior crisis economica durante el gobierno de Raul Alfonsin, el déficit crónico de la empresa derivó en un paulatino colapso.
Pero no fue sino hasta 1989 y durante la primer
presidencia peronista luego de la interrupción democrática, que, a través de la
Ley N 23.696, Ferrocarriles Argentinos dejó de existir. La mencionada Ley autorizaba al presidente a
declarar en estado de emergencia a cualquier tipo de empresa estatal, para su
posterior privatización. Así, un presidente peronista aniquilaba un proceso que el lider de dicho movimiento
había comenzado 50 años atrás. Ahora se daba paso a la época de las
privatizaciones, lo que significó, para el sistema ferroviario nacional, su
paulatino y triste degrado: Fue el golpe de gracia y el punto de partida para
la masacre institucional que aniquiló en nuestro país el sistema de transporte
por trenes. La Argentina no iba en tren, iba en avión. Un avión que se remontaría a la estratósfera.
Fue durante esa década en la cual mientras el estado se
ausentaba por ineficaz, que germinó en el seno del sindicalismo ferroviario
el mas nefasto y variado grupo de dirigentes corruptos e incompetentes. La
deplorable situación de los trenes durante esta época está muy bien descripta
en el documental La próxima estación, dirigido por Pino Solanas, años antes de
que el cineasta hiciera buenas migas con Alfonso Prat Gay.
Fue la triste herencia del gobierno peronista de Carlos
Menem y del grupo de economistas de la fuste de
Domingo Cavallo y referentes del citado Prat Gay los que condujeron a una debacle sociocultural, política e institucional de características tan increíbles como trágicas hacia fines del 2001. En ese contexto se gestó el que sería el movimiento mas importante desde el peronismo, y la que quizás muchos consideren como la expresión mas fiel y corregida del justicialismo de la primera etapa. El kirchnerismo reunió no solo la noción de justicia social, soberanía política e independencia económica sino que tambien integró a esto el proyecto de unidad latinoamericana y de defensa de los derechos humanos. Triste e inevitablemente tambien, heredó como un hijo del padre, la genética del pragmatismo y de la corrupción.
Domingo Cavallo y referentes del citado Prat Gay los que condujeron a una debacle sociocultural, política e institucional de características tan increíbles como trágicas hacia fines del 2001. En ese contexto se gestó el que sería el movimiento mas importante desde el peronismo, y la que quizás muchos consideren como la expresión mas fiel y corregida del justicialismo de la primera etapa. El kirchnerismo reunió no solo la noción de justicia social, soberanía política e independencia económica sino que tambien integró a esto el proyecto de unidad latinoamericana y de defensa de los derechos humanos. Triste e inevitablemente tambien, heredó como un hijo del padre, la genética del pragmatismo y de la corrupción.
Quizás haya sido demasiado pedirle a un gobierno que debió
primero encargarse de disminuir un elevadísimo nivel de pobreza y desempleo,
hacerle frente a multimillonarias deudas con los organismos de financiación y
reconstruir no solo la imagen social si no tambien el funcionamiento mismo de
las instituciones, que cambie de buenas a primeras todo el paradigma
ferroviario de esos últimos 15 años. Lo cierto es que, entre funcionarios que
hoy en día se encuentran procesados, la inacción e impericia de los organismos
de control, un empresariado mediocre y un sindicalismo miserable, nada cambió
en esos primeros años. Trunco quedó el proyecto del tren bala que uniría las ciudades de Buenos Aires, Rosario y Córdoba.
Fue en el 2010 cuando, en el marco de una protesta de tercerizados en Barracas, que una patota armada ‘’El Flaco’’, de José
Pablo Feinmann, el escritor narra que luego de asumir la presidencia, Nestor
Kirchner le dijo ‘’No te preocupes, yo no le voy a pegar a nadie’’. Fué la
vinculación mediática del crimen con el kirchnerismo lo que muchos creen que
influyó en la muerte del ex mandatario, tan solo una semana después. ‘’La bala
que mató a Mariano Ferreyra rozó el corazón de Nestor’’, diría tiempo después
Cristina Fernandez.
bajo las órdenes de José Pedraza asesinó al joven Mariano Ferreyra. El hecho generó amplia repercusión e inmediatamente se habló de la connivencia del gobierno con Pedraza y la retirada de la policía, que permitió la represión sindical. En el libro
bajo las órdenes de José Pedraza asesinó al joven Mariano Ferreyra. El hecho generó amplia repercusión e inmediatamente se habló de la connivencia del gobierno con Pedraza y la retirada de la policía, que permitió la represión sindical. En el libro
En este contexto, José Pedraza, líder de la Unión Ferroviaria y quien supo
ser secretario general de la CGT
durante la década del 90, apoyando el proceso de privatización menemista, fue
condenado a 15 años de prisión por ser considerado responsable intelectual del
crimen de Ferreyra. Años antes había sido procesado por el desvío de 30
millones de pesos durante la década del 90. Todo, claro está, durante la
presidencia de Nestor y Cristina Kirchner.
La primavera kirchnerista se había acabado y el matrimonio
con la CGT de
Hugo Moyano, repentinamente, también. Al kirchnerismo, devenido ahora en
Cristinismo, asi como al general en el 50, se le habían revelado los muchachos,
y ahora Moyano aparecía en fotos con Mauricio Macri y Francisco De Narvaez. Fue
en este contexto en el que el kirchnerismo comenzó a gestar una triste marca de
trágicos accidentes ferroviarios: Al siniestro de Dolores, en 2008, que causó
16 muertos, se sumaron los de San Miguel (2011, 5 muertos) y Flores (2011, 11
muertos). El kirchnerismo, en el medio de un primer amague de respuesta
política, comenzó a implementar el Sistema único de boleto electrónico (SUBE)
que, si bien permitió una mayor agilización del transporte, fue fuertemente
resistida por los trabajadores de los subtes, quienes se rehusaron a recargarla
alegando el insólito argumento deque les producía tendinitis. 10 Días antes de la
fecha límite para la plena aplicación del sistema, en la estación Once de la Linea Sarmiento , una formación
se estrelló contra los paragolpes, dejando un saldo fatal de 51 muertos. El
accidente le costó al secretario de transporte Juan Pablo Schiavi su puesto, y
sobre el gobierno recayó el descontento popular por considerarlo responsable del
hecho. El conductor de la formación, la cual había salido del taller un día antes,
fue puesto en libertad luego de dar negativo el test de alcoholemia, y continúa
investigado por el hecho. Un motorman testigo clave de la tragedia, murió meses
después en un confuso episodio relacionado con cuatro balas. Las 4 le
ingresaron por la espalda.
Como respuesta inmediata, el gobierno de Cristina Fernandez
intervino la empresa TBA para luego quitarle la concesión. Comenzaba así un
proceso de paulatina pero definitiva inversión que continuaría con la
estatización del Belgrano Cargas, el tren de la costa y las líneas San Martín y
Roca.
Otro de los hechos detonantes para la toma de esta decisión fue el accidente ocurrido en
Castelar en Junio del 2013, en el cual una formación, nuevamente de la línea
Sarmiento, colisionó con otra, dejando como saldo 3 muertos. El hecho ocurrió
una semana antes de la presentación de las listas para los candidatos a las
elecciones legislativas de Octubre, para la cual, en la intimidad del
kirchnerismo, uno de los posibles nombres que podía ocupar el primer lugar era
el ministro de interior y transporte, Florencio Randazzo. Fue sobre el mismo ministro sobre el cual recayeron las culpas sobre el accidente. Las pericias, sin embargo,
concluyeron que los frenos no habían fallado, y que se había tratado de un
error humano.El motorman fué procesado por el siniestro.
La respuesta gubernamental fué ahora colocar cámaras de seguridad en las cabinas
de los conductores, medida que fue fuertemente rechazada por los operarios y
que derivó en una repentina huelga del gremio La Fraternidad. Días
después, en el medio de una conferencia de prensa, el ministro expuso filmaciones
en las que se ve a los conductores en franca infracción mientras conducían.